La natación y/o las actividades acuáticas son una disciplina que colabora de forma directa en mantener y mejorar las capacidades de las personas; también se adapta a cualquier condición física y a todas las edades.
La resistencia que presenta el agua nos permite equilibrar el tono y la fuerza muscular, por consiguiente hay una mejoría funcional, mayor coordinación, trabajo de equilibrio y mayor función rítmica corporal. La fuerza hidrostática, al disminuir el peso corporal, es la forma ideal para trabajar la reiniciación y afianzamiento de la marcha.
Las actividades de la vida diaria (AVD) son las destrezas que necesitamos para realizar las tareas cotidianas de cuidado personal, actividades sociales y de comunicación, mediante la utilización de técnicas de interacción con el entorno de una forma autónoma e independiente.
Para la realización de estas tareas de la forma más autónoma posible, es necesario adquirir habilidades básicas relacionadas con la motricidad fina y gruesa, desarrollo conceptual, desarrollo de capacidades perceptivas, etc.
Por todo esto, la idea de realizar las dos actividades de manera conjunta es porque son complementarias, ya que para realizar la actividad física, previamente hay que realizar un desvestido y vestido de baño y al finalizarla se lleva a cabo la higiene corporal y el vestido. Todo ello se ve favorecido por estar trabajando en una situación y un contexto real.