NADA ES LO QUE PARECE
Durante la noche oscura y silenciosa, ocurren cosas que nadie espera.
Esta historia transcurre en Corrillos de la Sal, un pueblo al sur de Toledo.
Nada más llegar, la Inspectora Baños se encuentra un cuerpo inmóvil junto al rio.
Tras examinar el cuerpo se da cuenta que esto no ha sucedido solo.
La policía empieza a investigar y descubre que el cadáver encontrado en el rio es la joven Isabel Cabrera, una chica que vivía muy cerca del lugar donde había muerto.
Los problemas siguen apareciendo a pesar de que la policía ha empezado a investigar a posibles sospechosos.
Cada mañana cuando hacen la búsqueda para encontrar al sospechoso o sospechosos, se encuentran con nuevos cuerpos sin saber su procedencia.
Los cuerpos encontrados están cubiertos de sangre con marcas en el cuello, y hace que sean crímenes de un asesino en serie.
La Inspectora Baños y el Subdirector Cárceles les piden a sus compañeros del Cuerpo Nacional de Policía, que retiren todos los cadáveres para saber las causas de la muerte de todas estas personas.
Cuando llega la noche todos estos cuerpos cobran vida, abriendo sus grandes ojos amarillos para convertirse en muertos vivientes, que aterrorizan a todas las personas que se encuentran a su paso.
Estos seres terroríficos tienen la capacidad de convertir a las personas en criaturas capaces de crear el caos entre la población.
Son capaces de matar sin compasión sin que nadie le pueda hacer frente, todo el que se enfrenta a ellos acaban muertos.
Al llegar la mañana y ver que todos los cuerpos habían desaparecido la Inspectora Baños manda a todos los compañeros al cementerio para buscar pistas del posible asesino.
Cuando se dirigen hacia el cementerio, ven que está en obras y por tanto hay varias tumbas abiertas.
A la inspectora le llama la atención un ataúd rojo que podría pertenecer a una familia muy antigua del lugar.
En su interior se encuentran extraños objetos, como pequeños frascos con una sustancia verdosa.
Del cementerio se dirigen hacia la montaña siguiendo diferentes pistas.
Allí encuentran una cueva muy antigua con un ser extraño.
La Inspectora y sus compañeros intentan detenerlo para interrogarlo.
Los policías viendo que resulta imposible cogerlo vivo le disparan, el asesino se defiende con uñas y dientes propinándoles una serie de golpes que les hace salir por los aires.
Uno de los policías llevaba un frasco de perfume en su bolsillo que con los golpes se rompe, ocasionando al asesino una reacción alérgica que lo mata en el acto.
Un día después llegan los resultados de los análisis y no era otra cosa que un antídoto para la alergia que tenía el asesino.
Poco a poco las victimas iban regresando a sus casas con toda normalidad sin acordarse de nada de lo sucedido.
La Inspectora Baños y todo el pequeño pueblo no daban crédito, pero tampoco quisieron darle más vueltas.
Lo que bien acaba, acabado se queda, hay cosas que no tienen explicación.