Desde Astrapace este año nos vamos a fijar en las personas que más apoyo necesitan a la hora de poder vivir su vida de forma autónoma. Hablamos de acciones básicas que no pueden realizar por sí mismos como comer, asearse, comunicarse, desplazarse… de modo que necesitan más recursos económicos, humanos y sociales.
Este supone un colectivo muy reducido si lo comparamos con el resto de la sociedad, pero que por eso mismo y por su situación de vulnerabilidad debe ser mejor atendido. Tampoco debemos olvidar que gracias a las mejoras que se han ido instaurando se ha conseguido aumentar y mejorar la esperanza de vida de estas personas, aunque aún queda mucho por hacer en cuanto a derechos.
Este año estaremos muy atentos a las situaciones de exclusión que puedan vivir si se les priva de alguno de estos derechos, sus derechos. Vigilaremos de cerca y con mucha atención su acceso a la educación, intentaremos potenciar su integración en la actividad laboral (que, por desgracia, en la actualidad es prácticamente inexistente y no por falta de valía), su participación activa del ocio, deporte y cultura.
Pero la conquista de derechos de estas personas también debe alcanzar a ámbitos como sus relaciones personales de amistad y de pareja, por lo que también se controlará en este aspecto las ayudas que reciben. En Astrapace también estaremos muy pendientes, por supuesto, de cómo se encuentra la salud y el grado de calidad de vida en su entorno familiar, muy especialmente la de sus madres, en las cuales recae casi siempre la responsabilidad de los cuidados personales de las personas con discapacidad.
Todas estas necesidades se las tendremos que hacer ver a los distintos gobiernos, para que prioricen la dotación de medios y medidas para preservar los derechos de estas personas en todas sus agendas.
Es posible que así, y solo así, las personas con discapacidad consigan realizar su proyecto de vida y puedan ser reconocidos como lo que son, ciudadanos de pleno derecho.
Un saludo.
Rosa G. Iniesta